La magnitud de la tragedia en el sureste de Estados Unidos tras el paso del huracán «Ian» se hizo más evidente ayer, a medida que los reportes de personas fallecidas incrementaban.
El último recuento de víctimas fatales el viernes fue de 21 en total. Ayer, algunas agencias reportaron hasta 54 muertos, mientras que un recuento de funcionarios estatales y NBC News señaló que se trataba de al menos 77 decesos confirmados relacionados con la tormenta en Florida y Carolina del Norte.
Con los esfuerzos de rescate en curso y la baja de las inundaciones, los funcionarios locales advirtieron que el número de fallecidos podría ser mucho mayor.
Los socorristas buscaban a sobrevivientes entre las ruinas de las viviendas y otros escombros que fueron arrastrados por las corrientes y los fuertes vientos.
El viernes, unas 10 mil personas seguían sin poder ser localizadas, aunque muchos de ellos estaban en zonas que aún no recuperaban el servicio eléctrico. Ayer, no hubo actualizaciones de ese número.
Durante casi toda la semana, la poderosa tormenta aterrorizó a millones, vapuleando el occidente de Cuba antes de causar destrozos en Florida, desde las aguas cálidas del Golfo de México hasta el Atlántico, donde ganó suficiente fuerza para un asalto final a Carolina del Sur.
Luego, debilitado a ciclón postropical, Ian se desplazaba ayer por el centro de Carolina del Norte, hacia Virginia y Nueva York.
En Florida, donde pegó el miércoles como un poderoso huracán de categoría 4, se contabilizaban 44 de los fallecidos.
La devastación parecía interminable, y la recuperación más difícil de solventar, especialmente para las personas de bajos ingresos.
