Según el propio Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, Gaza es la prisión más grande de la tierra. Incluso la ha descrito como “el infierno en la tierra”.
Porque es una de las regiones donde la situación humanitaria es extremadamente preocupante. Ahí viven 1.6 millones de personas, de las cuales, más de la mitad son menores y muchos de ellos murieron con los bombardeos de Israel.
La Franja de Gaza está bloqueada desde 2007 por orden de Israel y miles de personas arriesgan sus vidas contrabandeando mercancías en la frontera con Egipto, como consecuencia de las restricciones israelíes.
La población se encuentra aislada del resto de los territorios palestinos. Durante los años del bloqueo, muchos de sus residentes nunca han tenido la oportunidad de salir del territorio.
Y Gaza es uno de los lugares más densamente poblados del mundo, pero además el 38 por ciento de la población vive en situación de pobreza.
El 54 por ciento de los habitantes padecen inseguridad alimentaria y más del 75 por ciento son beneficiarios de ayuda.
El 35 por ciento de las tierras agrícolas y el 85 por ciento de sus aguas de pesca son total o parcialmente inaccesibles debido a las medidas militares israelíes.
Cada día se vierten en el mar entre 50 y 80 millones de litros de aguas residuales parcialmente tratadas. Más del 90 por ciento del agua del acuífero de Gaza no es potable. Alrededor de un tercio de los artículos de la lista de medicamentos esenciales están agotados.
La caza de los integrantes de Hamas por parte del Ejército Israelí en Gaza, debió ser solamente terrestre por la enrome densidad de población y porque sus habitantes simplemente no tienen a dónde escapar.
Sin embargo, el primer episodio de Israel contra Hamas fue el bombardeo en un suelo densamente poblado por niños y mujeres.
