Destruyen geoglifos de 3 mil años en Chile
Cada año, cientos de corredores de todo el mundo se reúnen en el norte de Chile con sus motos todoterreno, camionetas, cuatrimotos y areneros. Corren en circuitos de cientos de kilómetros alrededor del desierto de Atacama, dejando huellas de neumáticos en uno de los lugares más áridos de la Tierra.
Lo que muchos de esos corredores posiblemente ignoran es que Atacama alguna vez fue un lienzo para los antiguos pueblos indígenas de Sudamérica. Estos pueblos grabaron en las laderas del desierto grandes figuras de animales, seres humanos y objetos que tienen hasta 3 mil años de antigüedad. Conocidos como geoglifos, los ejemplares de Alto Barranco, en la región de Tarapacá, destacan por su notable conservación.
Pero es en ese mismo lugar donde llevan a cabo carreras tanto autorizadas como ilegales.
Las imágenes realizadas con drones y publicadas este mes por Gonzalo Pimentel, arqueólogo y presidente de la Fundación Desierto de Atacama, una organización no gubernamental chilena, pusieron de manifiesto el daño acumulado en lo que él llama “el libro de historia del desierto”.
Los vehículos —incluidos los camiones de las explotaciones mineras— pasan por encima de los geoglifos de Alto Barranco y otras zonas del desierto y los dejan marcados con cientos de huellas de neumáticos.
“Cuando vimos las imágenes del dron, no lo podíamos creer”, dijo Pimentel, señalando que varias figuras clave eran ahora apenas reconocibles. Lo peor, añadió, es que “el daño es irreversible”.