Las declaraciones del Embajador Ken Salazar en contra de la reforma judicial mexicana, es como si Esteban Moctezuma, Embajador de México en Estados Unidos, ofreciera una rueda de prensa en Washington D.C. para decir que está muy preocupado porque en las próximas elecciones de noviembre participará un candidato, Donald Trum, que hace cuatro años arengó la toma violenta del Capitolio norteamericano.

 

Y ante la discusión sobre la reforma judicial para elegir a los jueces del Poder Judicial en ese país a través de voto directo, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, publicó lo siguiente en la red social X (antes Twitter): «Información muy relevante: en 43 de los 50 estados de los Estados Unidos de América se eligen los jueces por voto popular».

 

En su momento, el exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, quien apoyó la campaña de Sheinbaum, puso como ejemplo el caso estadounidense para demostrar que hay países donde se eligen a los miembros del poder judicial.

 

«La elección popular de jueces y juezas no afecta su independencia. En los Estados Unidos de América 43 estados eligen a las personas juzgadoras, a través de cuatro métodos distintos de elección», indicó Zaldívar en X, donde compartió su participación en un programa de televisión en el que opinaba sobre el tema.

 

Zaldívar no entró en detalle, pero es suficiente para atajar una injerencia de Estados Unidos en donde no tienen nada que hacer.

 

El detalle es que el nombramiento de los jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos es parecido al proceso que se ha seguido en México, lo cual, igual que aquí, ha provocado ya una enorme polémica en el país vecino.

 

Sólo en unos pocos países se eligen a algunos jueces a través de voto directo. En el caso de Bolivia, se elige a través de este método a los integrantes de las altas cortes, quien a su vez son los responsables de elegir a los demás jueces. En otros países, como Suiza —considerado la democracia más antigua del mundo—, se pueden elegir a jueces locales.

 

En Estados Unidos, el presidente elige directamente a los jueces de la Corte Suprema y del resto de los tribunales de nivel federal, que deben ser confirmados a continuación por el Senado. Los miembros de esta corte son vitalicios y solo pueden ser destituidos mediante un proceso de ‘impeachment’ o juicio político.

 

Pero, igual que actualmente en México, este proceso no es del todo apartidista y justo, de hecho, es motivo de polémica en el vecino país norteamericano.

 

El expresidente Donald Trump hizo tres nombramientos durante su presidencia y dos fueron muy polémicos. El primero fue el de Brett Kavanaugh, cuyo debate de nombramiento en el Senado estuvo empañado por una acusación a abuso sexual presuntamente cometido durante sus años de juventud.

 

El segundo nombramiento polémico de Biden fue el de la juez conservadora Amy Coney Barrett, a solo una semana de las elecciones presidenciales que perdió a finales de 2020. Este nombramiento llegó tras la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg.

 

Los nombramientos de estos jueces ocasionaron un vuelco político que marcará las próximas décadas: seis magistrados son conservadores frente a tres progresistas. Tres de los nueve miembros de la Corte Suprema fueron nombrados por Trump. Del resto, dos fueron designados por Obama, dos por Bush hijo, uno por Clinton y otro por Bush padre.

 

Jueces en estados: cuatro métodos de selección

 

La mecánica de selección de jueces de la Corte Suprema del estado varía en todo el país. En la era de la fundación, todos los estados utilizaron nombramientos de gobernador o legislativos para seleccionar jueces.

 

Las elecciones judiciales surgieron en gran medida en el siglo XIX en respuesta a las preocupaciones sobre los jueces designados, que sirven a los intereses de los gobernadores y legisladores, a las mayorías de sus partidos, que los nombraron en lugar de los del pueblo.

 

Las innovaciones posteriores incluyeron el uso de comisiones de nominación que reclutan y examinaron a los candidatos y elecciones de retención en las que se pide a los votantes que voten «sí» o «no» en una elección no impugnada sobre si un juez debe permanecer en el cargo.

 

Hoy en día, 21 estados seleccionan inicialmente a los jueces de la Corte Suprema a través de elecciones populares, de los cuales siete llevan acabo elecciones partidistas y 14 elecciones no partidistas.

 

Los estados que eligen juez a través de elecciones partidistas son los siguientes: Alabama, Illinois, Luisiana, Nuevo México, Carolina del Norte, Pensilvania y Texas, que elige dos cortes.

 

Los estados que seleccionan a sus jueces a través de elecciones no partidistas son Arkansas, Georgia, Idaho, Kentuky, Minnesota, Mississippi, Montana, Nebraska, Dakota del Norte, Oregon, Washington, West Virginia y Wisconsin.

 

Otros 26 estados seleccionan a los jueces a través de nombramientos, todos con alguna forma de verificación sobre el poder de nombramiento, ya sea por medio de una comisión de nominaciones, un voto de confirmación por otro órgano elegido o ambos.

 

Nuevo México utiliza un sistema híbrido en el que el gobernador nombra a los jueces que luego se presentan a las elecciones partidistas, mientras que Carolina del Sur y Virginia seleccionan a los jueces a través de las elecciones legislativas.

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