Cada protesta escala más la violencia en Argentina
Desde balas de goma hasta palos y gases, reprimen cualquier protesta contra Milei
¡Qué paradoja!… El Presidente argentino Javier Milei se dice “libertario”.
Pero por órdenes de él, la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, cada vez va aún más lejos.
En cada manifestación contra Javier Milei se ven militares golpeando a jubilados, efectivos de la Policía Federal Argentina (PFA) disparando con balas de goma sobre manifestantes y agresiones físicas sobre periodistas y fotógrafos.
Incluso, en las inmediaciones del Congreso hasta algunos de los diputados que bajaron desde el recinto a la calle, para intentar frenar el circo represivo este mes, también recibieron golpes.
El gas pimienta disparado a los ojos de protestantes fue el protagonista de la última jornada de protestas en febrero, junto a la motorizada de la Policía Federal Argentina (el Grupo GOM), elegido esta vez para ir al ataque.
La cacería se extendió hasta entrada la noche contra cualquiera que se moviera en las inmediaciones de la Plaza Congreso, y dejó como consecuencia unos 60 heridos.
Una de las víctimas, un abogado relacionado con los organismos de Derechos Humanos, podría perder un ojo, además de al menos tres detenidos.
La violencia se desató incluso sobre personas que estaban ya en la calle cuando las organizaciones estaban en plena retirada. Todo mientras, en la Cámara de Diputados, el oficialismo avanzaba hacia la aprobación en general del proyecto de Ley Ómnibus, o de lo que queda de él por los cambios.
La ministra de Seguridad podría decir que pudo aplicar el protocolo de calles liberadas, la clave de su gestión, pero paradójicamente fueron las propias fuerzas las que mantuvieron cortado al tránsito varias horas en las avenidas Entre Ríos y Rivadavia.
Tras la represión, los únicos que quedaron en pie fueron las camionetas de Gendarmería, los colectivos blindados (autobuses) de Infantería y los camiones de agua.
La represión se desató sobre un grupo de organizaciones de izquierda que mantenían cortada Rivadavia a la altura del Cine Gaumont.
El impacto de las primeras balas de goma, que lanzó el Grupo GOM, fue señal suficiente para la separación.
Con las calles liberadas, la cacería siguió durante varias horas, e incluyó palazos y gases sobre las calles y la Plaza, cuando la mayoría de los militantes intentaban escapar.
Varios de ellos fueron alcanzados por los balines, que no discriminaron a periodistas y fotógrafos.
A Matías Aufieri, abogado del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, uno de los impactos le causó una herida grave en el ojo, y permanecía en el hospital Santa Lucía con pronóstico reservado.
Intento de parar la represión
Varios legisladores de Unión a la Patria y el FIT decidieron reaccionar ante la represión y mandaron órdenes para suspender la sesión y pasar a un plan intermedio, pero ambos fueron rechazados.
«No se puede sesionar así. Hay que seguir debatiendo, pero en un marco de paz y tranquilidad, no con este operativo desmedido que pone en riesgo la vida de la gente. Le pido a Milei que levante la sesión», dijo desde la calle Cecilia Moreau.
El recuerdo de la represión de diciembre de 2017 contra la movilización que fue a rechazar la reforma previsional de Mauricio Macri flotaba en el aire.
«A (Emilio) Monzó ya le pasó en 2017, que no pudo seguir sesionando por la represión.
Nada bueno puede pasar cuando en la calle hay este nivel de deshumanización», apuntó Moreau.
Aquella vez, hubo un enfrentamiento entre las organizaciones y la policía; este jueves, no hubo nada parecido: la cacería y la persecución –sumado a lo desmesurado del operativo–fueron la consecuencia de una orden política que estaba clara desde el inicio.
Los diputados opositores se retiraron más tarde de la sesión y dejaron dentro del recinto a los bloques de La Libertad Avanza, el PRO, la UCR y el espacio que lidera Miguel Ángel Pichetto.
El titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, fue captado por la cámara de un teléfono celular mientras seguía en su portátil la represión policial en la plaza, a la par que rechazaba en el recinto hacer un intento para frenar la violencia.
Pasadas las ocho de la noche se sumaron a las protestas en las inmediaciones del Congreso los diputados de UxP Santiago Cafiero, Julia Strada, Máximo Kirchner, Aldo Leiva, Leandro Santoro y Sergio Palazzo, entre otros.
Algunos de ellos reclamaron dialogar con funcionarios de la cartera de Bullrich o con los efectivos a cargo del operativo.
Al igual que durante la represión, no estaban: las fuerzas avanzaron sobre los manifestantes sin cuestionar una orden de retirada previa o entablar alguna conversación con los referentes de las organizaciones para llegar a un acuerdo.
La idea siempre fue reducir a cualquiera que se haya movilizado contra el proyecto insignia del Gobierno, fuese de la forma que fuese.